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Las Fantasías Sexuales

Fantasear no es una actividad exclusiva de los niños y de los adultos que parecen niños. Afortunadamente, es una capacidad que tenemos todos los seres humanos y que podemos utilizar a lo largo de nuestra vida.

Las fantasías sexuales

Fantasear es sencillo: a grandes rasgos, solo hay que dejar correr la imaginación. Así, imaginando otras realidades, podemos vivir experiencias de todo tipo. Eso sí, en la mente.

En el plano sexual, de una forma privada y personal, podemos ser capaces de dejarnos llevar por nuestros pensamientos eróticos y entrelazar mente, cuerpo y emociones, pudiendo vivir experiencias tremendamente placenteras, e incluso, llegar a desencadenar la respuesta sexual.

Solo hay que encontrar y apretar el botón de ON de las fantasías.

¿Cuándo empezamos a fantasear? ¿De qué se nutren las fantasías sexuales, y cómo evolucionan?

Según explica la terapeuta sexual Wendy Maltz en su libro “El mundo íntimo de las fantasías sexuales femeninas”, las mujeres comienzan a fantasear en la infancia, con ideas más románticas o sensuales, evolucionando con el paso del tiempo a ideas más sexuales.

El desarrollo de las fantasías parece estar muy relacionado con el desarrollo sexual, y a su vez, con las experiencias que se van viviendo, la cultura y las informaciones que se van recabando con respecto a la sexualidad a lo largo de la vida.

Es importante pues, ir llenando el cajón de nuestras fantasías con todo lo que nos estimule. Hay que buscar fuentes de inspiración, que coloquen los sentidos de la persona justo en la casilla de salida del camino de lo erótico, siempre dispuestos a buscar el placer.

Tipos de fantasías sexuales

Esta pregunta es complicada si se parte de que en la mente todo vale: estrictamente hablando, fantasías las hay de todo tipo. La temática es tan variada como lo diferente que son los gustos de unos y de otros. Sin embargo, sí que hay una clasificación que resulta interesante mencionar, ya que puede aportar un conocimiento más profundo sobre la propia sexualidad.

Tal y como explica Maltz, las fantasías sexuales se pueden clasificar en fantasías noveladas y fantasías no noveladas.

Las fantasías noveladas se desarrollan como una verdadera historia, con personajes y relaciones entre ellos. Los papeles del protagonista, por lo general varían desde la dominancia, donde el poder y el control son los elementos característicos, hasta un dulce y bonito papel de amado, donde el cariño, la intimidad o la atracción espiritual, son los predominantes. Pero también pueden darse papeles de víctima, donde el miedo o incluso la violencia hacen aparición; de salvaje, entendiéndose éste como un papel libre, sin poder ni control; de objeto de deseo, o simplemente, de voyeur.

Por otro lado, están las fantasías no noveladas. Estas fantasías están totalmente unidas a las capacidades sensoriales que tenemos los humanos. No son historias como las anteriores, sino que son estímulos visuales, auditivos, táctiles, etc. los que nos provocan placer al imaginarlos en la mente.

¿Cómo son tus fantasías?, ¿Te montas verdaderas películas en tu cabeza o son tus sentidos los que te llevan a paraísos de placer?

En cualquier caso, sean del tipo que sean las fantasías, lo más importante es darse permiso a fantasear, libre de culpas, censuras, vergüenzas o miedos.

¿Qué significados tienen las fantasías sexuales?

El significado de las fantasías tiene una importancia relativa, si partimos de la idea de que no hay fantasía sexual mala siempre que funcione. Si la fantasía es capaz de activarte, de sugerirte, de hacerte sentir placer, esa fantasía funciona. ¡Utilízala y mucho!

Sin embargo, en determinadas ocasiones las fantasías pueden ser motivo de preocupación o pueden dificultar la intimidad de la persona, en cuyo caso se vuelven fantasías perturbadoras o intrusivas, o como también las llama Wendy Maltz, fantasías trampa. 

Este tipo de fantasías pueden ocurrir cuando la propia fantasía se encuentra en contradicción con la realidad de la persona o cuando la fantasía hace perder el sentido de control de la persona que la está viviendo o también pueden ser aquellas que mantienen o refuerzan conductas negativas o incluso peligrosas.

En estos casos, es bueno y tranquiliza saber que las fantasías se pueden modelar a gusto del consumidor. Por tanto, se puede desechar esa fantasía y buscar otra. Wendy Maltz realiza exploraciones guiadas de las fantasías en talleres o en terapia y en su libro explica cómo lo lleva a cabo, contando algunos casos.

¿Qué ventajas tienen las fantasías sexuales?

1. La mente es el motor más importante de activación sexual. Usar el potencial que nos brinda la capacidad de fantasear puede ayudar a enriquecer y disfrutar más de la vida sexual, ya que actúa directamente en el incremento del deseo sexual. Fantaseando se pueden vivir experiencias que puede que en la vida real no se puedan o no se quieran vivir, pero que experimentadas en la mente, reporten un enorme placer.

2. Son una fuente de mejora de la autoestima del atractivo personal. Por lo general, las fantasías permiten centrarse en los detalles más sexy, pudiendo evitar críticas ajenas y autocríticas.

3. Ayudan a ensayar posibles prácticas futuras o pueden servir para conservar recuerdos pasados agradables o para superar algunas limitaciones del presente.

4. Las fantasías son creaciones personales y como tales, pueden modificarse como se quiera, adaptándolas a los gustos y necesidades personales.

5. Es una técnica sencilla, divertida, creativa, que está al alcance de todos y¡es gratis! (detalle importante en estos tiempos en que todo parece tener un precio).

6. Cuanto más se practica fantaseando, más sencillo es desencadenar el bienestar, el placer e incluso, la respuesta sexual.

Son demasiadas las cosas buenas aportadas por esta práctica como para no plantearse el fantasear.

¿Es recomendable hablar de fantasias con la pareja?

Las parejas que comparten sus fantasias sexuales tienen una buena comunicación sexual.

Debemos tener en cuenta que las fantasias sexuales son como un deseo que no tiene por qué materializarse. Puede excitarnos imaginarnos determinada situación, sin que eso implique llevarla a la práctica.

Muchas mujeres heterosexuales fantasean por ejemplo con tener relaciones sexuales con otra mujer, pero no lo harían. Lo mismo ocurre con los tríos o las orgías. Puede excitarnos imaginarnos participando en estas situaciones. Pero no significa que deseemos hacer realidad esa fantasía.  Si quieres compartir tus fantasías con tu pareja es importante que no juzguéis al otro. Lo que a tu pareja le gustaría no tiene por qué gustarte a ti también.

¿Cuándo las fantasías pueden ser un problema?

Las fantasias sexuales son problemáticas o insanas cuando son la única manera que tiene la persona de excitarse. Algunas personas tienen unas fantasías insanas a las que llamamos parafilias. Éstas se caracterizan por la aparición de impulsos sexuales intensos y recurrentes. O por fantasías o comportamientos que implican objetos, actividades o situaciones poco habituales. Y que son un requisito para que el sujeto parafílico consiga excitarse y llegar al orgasmo. Por ejemplo, la persona solamente puede excitarse y llegar al orgasmo teniendo fantasías sexuales con animales. En estos casos, recomendamos a la pareja que consulte con un sexologo.

Las fantasias sexuales también pueden generar malestar en la pareja aunque no haya una parafilia. Lo importante es que cada miembro de la pareja pueda decidir si quiere o no quiere llevarla a la práctica. Esto hay que hablarlo con calma y sin presiones. En ningún caso hay que pasar a la acción si alguno de los dos miembros no se siente cómodo.

Algunos consejos de los expertos

A continuación, el equipo de Sexologos Madrid te recomienda algunas claves y consejos:

Elabora tus propias fantasías sexuales con todo tipo de detalle. Esto ayuda a estimular tu deseo y enriquecer tu vida sexual.

Comparte tus fantasías sexuales con tu pareja para fomentar una buena comunicación sexual.

No hay que juzgar las fantasías sexuales de la pareja.  Y no olvidar que sus fantasías no tienen por qué gustarte a ti también.

Podemos tener una fantasía sexual y no tenemos por qué desear llevarla a la práctica.

Consulta con un sexologo si tus fantasías sexuales se limitan a determinados objetos o situaciones poco habituales y están limitando tu vida sexual en vez de enriquecerla.