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De Abnegada esposa a Puta

En mi natal Cerro de Pasco la vida pasa muy tranquila, demasiado a mi parecer. Sentía que no nací para vivir metida en mi casa, me gustaba la calle y mi libertad. Mis padres me controlaban mucho y no dejaban que yo haga lo que siempre me gusto: salir con mis amigos, irme de fiesta con ellos y porque no disfrutar de los placeres que el sexo te da. Es por ese encierro en el que me tenían mis padres que buscaba de alguna manera salir de esa situación y convertirme en lo que ahora soy, una de las kinesiólogas Cerro de Pasco. 

Aproveche entonces que un ingeniero de avanzada edad me pretendía para meterme sentimentalmente con el y pedirle que me sacara de Cerro de Pasco, quería conocer el mundo, viajar y disfrutar a su lado. Me llamo Lucia y con solo 18 añitos encima y un cuerpo que traía loco al madurito nos casamos por civil y me llevo a vivir a Lima. Allí conocí a sus amigos tan maduros como mi afanoso esposo. Si en mi natal Cerro de Pasco recibía muchos piropos por mi bien formado cuerpo, en la capital no fue la excepción: siempre que salía a la calle recibía silbidos de todos lados, con mi cabello marrón y mi tez blanca, era en realidad una princesa, pero yo no hacía caso, me había propuesto serle fiel a mi esposo.

Tengo dos amigas que son las esposas de los colegas de mi viejito, Leonor y Susana de 40 años ambas, ellas vivían su vida más liberal, se burlaban de la fidelidad que le profesaba a mi esposo. Leonor había tenido algunas relaciones con sus amigos y me decía que su marido también le había sido infiel así que no se hacía problema. Por su parte Susana era mucho más abierta, ella nos contaba que había tenido algunos tríos con vecinos del barrio en su propio departamento. Yo era una apasionada del sexo y disfrutaba mucho hacerlo con mi esposo aunque por su edad solo se limitaba a una pose. A veces me picaba la conchita por probar otras pingas, pero me las aguantaba por respeto a esa persona que me libero del encierro en que vivía.

Hace unos días Leonor recibió la visita de su primo Israel, un muchacho que vivía en los estados unidos y que venía de vacaciones a Lima. Tenía 24 años muy atlético, 1.85 mts. de alto, tez trigueña y bastante simpático además. A pesar de la lejanía, Israel y Leonor se querían como hermanos ya que se criaron juntos desde niños. Él era muy exitoso con las mujeres, aunque se había casado, se divorció a los seis meses ya que no aguanto la vida matrimonial.

Como una especie de recibimiento a su primo, Leonor propuso irnos de campamento todos a Cerro de Pasco, para que su primo conozca algo de la serranía de nuestro país. Al consultarle a nuestros esposos ellos nos dijeron que no podían acompañarnos por motivos de trabajo. Cuando llegamos a Cerro de pasco nos acomodamos en un bosque que tenia una laguna enorme para nosotros cuatro. Armamos 3 carpas, una para Israel, la otra para mi y la tercera la compartian Leonor y Susana. Al día siguiente de nuestra llegada Leonor se puso su bikini y salió a nadar, le dije que no me bañaría, pues no había traído ropa de baño, además me daba mucha vergüenza ya que Israel estaba allí. Susana tampoco entro ya que estaba un poco resfriada y prefería quedarse conmigo a observar. Como Israel tampoco había traído ropa de baño, se quito el polo y el pantalón, y se quedo en calzoncillo para meterse al agua. En él resaltaba un gran miembro y su cuerpo súper atlético. Mire impresionada aquel bulto, el de mi esposo no resaltaba tanto, además Israel tenía un cuerpo envidiable.

– Que bien esta Israel – Comento Susana.

– Bueno si, está bien, jejee

– Así me gustan mis amigas, que admiren los buenos cuerpos

Me estaba sucediendo algo raro, y aunque no quería no le quitaba los ojos a Israel.

Al salir del agua, el calzoncillo de Israel se había mojado y modelaba su miembro, sentí unos cosquilleos en mis partes íntimas.

En la tarde exploramos el lugar y contamos historias, en todo momento Israel era súper divertido y nos hacía reír a las tres, me estaba comenzando a agradar mucho.

Más tarde Leonor saco de su maleta tragos de todo tipo.

– Bueno hora de la fogata, después de realizar una gran fogata nos pusimos a tomar, a mi no me gustaba tomar mucho, pero la insistencia de Leonor y Susana, hicieron que tome igual que todos, después de un rato estaba pasada de copas, me sentía caliente y muy extraña.

– Propongo que juguemos algo- dijo Leonor -Juguemos “la botella borracha”.

-Como se juega eso. Dijo Israel- porque yo le entro a lo que sea ¡Qué dices tu? Le entras a cualquier juego que se proponga, sea el que sea?

Reflexione un rato, dude por un momento, pero me dije a mi misma que debía divertirme un rato

– Si claro que si – dije

– Ok, pero sin arrepentirse luego ah?- dijo Leonor.

– Si está bien, les juro que aceptare cualquier juego y sus reglas

-Ya el juego consiste en esto, vamos a jugar en grupos de dos, tu con mi primo Israel son un grupo y Susana y yo somo el otro- dijo Leonor-ahora un grupo será el que mande y el otro será el que obedezca, se vale mandar todo tipo de cosas, si el grupo que recibe los mandatos cumple 5 entonces gana el juego y podrán lanzar 10 mandatos al otro equipo.

– bueno quien comienza – dijo Israel.

– Yo creo que nosotras seremos las primeras en ser esclavas- dijo Leonor.

– está bien – dije – mando que Leonor tire el trago al fuego.

Con eso ya no tomaría más, era una forma de no embriagarme mas.

Leonor lo hizo.

– ahora mando yo – dijo Israel – Que Susana le baile sexi a mi prima.

Susana se paró y comenzó a bailar sexi a Leonor, insinuándose bastante, con lo que me reí bastante.

– Ahora yo – dije- Que Leonor le de una cachetada a Susana, pero que suene.

Leonor le tiro tremenda bofetada que Susana lanzó un grito.

-me vengare – dijo Susana- ya veras

-jajaj- me reí inocente.

– Ahora mando que Susana le dé un beso en la boca a Leonor-dijo Israel.

– Oye – dije

– Ellas lo van a hacer, además tenemos que poner castigos para ganar, mira que nos quedan solo dos.

– tienes razón- dije – además quiero ganar.

Susana se acercó a Leonor y se besaron. Pensé que si este castigo no era determinante, le tocaba a ella.

– Leonor y Susana intercambien pantalones- pensé que eso nunca podía ocurrir, pero lo hicieron sin ningún reparo. Israel miro atentamente la ropa interior de ambas y se sonrió, luego de ello, ellas se rieron y dijeron:

– ahora nos toca a nosotras, ojo que tienen que cumplir con todos los retos- dijo Leonor – y primero les mando que se besen.

Me vinieron unos nervios, pero ya estaba en el juego, sentí unas manos que agarraban mi cara, mire los ojos de Israel y comenzamos a besarnos, fue un beso corto, yo estaba asustada, pero a la vez algo acalorada.

– ahora mando que Lucia se siente por 30 segundos sobre Israel y se mueva encima de él. 

Yo no podía creer lo que me estaba mandando mi amiga, pero en fin ya estaba hecho, además recordé que había jurado y para mí eso era sagrado. Israel se echo boca arriba, y me senté encima de él, rápidamente sentí el miembro de Israel pararse y mientras me movía sentí unas cosquillas tremendas, pensé en mi esposo, pero el deseo era más fuerte, al momento que terminaron de contar me baje de el muy caliente.

– Ahora Lucia, saca el polo y el pantalón a Israel.

Israel se paró y levanto los brazos, le saque el polo, luego desabroche y baje el pantalón, el bulto de su pene era muy notorio

– jajaa – rieron mis amigas.

– Es que después de esa cabalgata- dijo Israel algo acalorado.

– Te pasas – le dije.

Dentro de mí había un calor muy intenso y me había comenzado a mojar, mis tetas se endurecieron y resaltaron mis pezones, Israel se dio cuenta de eso y me sonrió.

– Ahora Israel saca el pantalón y la blusa a Lucia.

– No eso no – dije pero Israel ya estaba sobre mí, agarro mi pantalón y lo bajo luego saco mi blusa, no hice nada para oponerme, al contrario me saque las zapatillas para que baje más rápido, mi ropa interior era un dos piezas de encaje negro, el pene de Israel se erecto completamente, nos miramos un rato a los ojos fijamente.

– Ahora Lucia besa el pecho y baja los calzoncillos a Israel.

Como un impulso comencé a besar su pecho atlético y baje su calzoncillo, estaba muy excitada.

– Ahora Israel y Lucia tóquense y bésense.

Israel no espero más se lanzó y comenzó a besarme y a tocarme. Yo lo besaba, un impulso me dijo agarra su pene, y eso hice, nunca había sentido algo así, era una excitación grande.

De pronto Susana le hizo un gesto a Leonor y dijo, Israel carga a Lucia y llévatela a su carpa y haz que grite. Escuche eso, y pensé en que podríamos fingir, pero mi cuerpo me decía que eso era imposible, el me alzo y me metió en la carpa, dentro quise rechazarlo.

– Israel no, soy casada, no quiero, mira que…

Un beso me callo, Israel comenzó a rozar su pene sobre mi entrepierna, no sabía que hacer, sería infiel allí mismo. De pronto sentí que me arranco la trusa de un jalon rompiéndola.

– auuu…eso dolió – dije, pero Israel siguió besándome toda, bajo y comenzó a meter su lengua dentro de mi conchita, no podía creer lo que estaba viviendo, sus manos se metían y sobaban fuerte mis senos, mientras que su lengua trabajaba abajo como nadie.

– estas muy mojada, que rica que eres Lucia.

El jugaba con su lengua en mi clítoris y me la hundía completamente en mi vagina, mientras que con sus manos recorría mis piernas y amasaba mis nalgas.

En ese momento sentí algo que nunca había sentido antes un inmenso orgasmo que me hacía retorcerme de placer, Israel subió en busca de mi boca y nos fundimos en un intenso beso, nos devorábamos la boca el uno al otro, yo me encontraba ardiendo de placer, Israel termino por quitarme el brasiere y dejo mis senos al descubierto.

– Que ricas tetas tienes mi amor

– Ay si son tuyas – le dije con la voz entrecortada por la excitación

Comenzó a devorarme las tetas, me las besaba, chupaba, le daba ligeras succiones a mis pezones que me volvían loca, ya no aguantaba más lo necesitaba dentro mío.

– Hora de sentir a un verdadero hombre? –me dijo

 Esa palabra me excito por lo que abrí mis piernas, Israel apunto a mi vagina y comenzó a introducir su pene en mi, comencé a gemir, en cada empuje suyo.

– Gime amor  gime-me ordenaba.

– aaaaay aaaaaaay, uuuuhmmmm aaaaaaaah aaaaaaaah aaaaah –gemía

Lo estaba disfrutando como nunca, aunque me dolía un poco, pero después que mi vagina se acostumbro al pene de Israel, fue grandioso, de pronto me vine por segunda vez

– aay aaaaay- decía mientras me retorcía.

– te viniste, toma, toma.

Israel empujaba y sacaba con fuerza su pene, mientras que con sus manos masajeaba mis tetas. Israel cambio de posición e hizo que lo cabalgue por un buen rato, mientras que el agarraba mi trasero y me daba nalgadas.

– Quien es tu papi?

– Tu bebe tuuu.

El sonido de nuestros cuerpos chocando y mis gemidos era muy fuertes, afuera Leonor y Susana escuchaban atentas y lograba oír ligeras risas, pero yo estaba mas concentrada en el momento de placer que vivía con el primo.

Israel me puso en cuatro y metió de un golpe su pene dentro mío, emití un grito, entonces agarro fuerte mis caderas, para que no pueda salirme.

– Bien bien, Lucia, te voy a contar una historia mientras disfrutas de mi pene.

Yo no paraba de jadear, aaaaaah aaaaaaaaaaah aaaaaaaaaaah…

– Sabes, todo esto ha sido planeado por tus amigas, para que engañes a tu marido, a mi me gustó la idea de cogerte porque tienes un cuerpo delicioso, un gran trasero y unas tetas riquísimas, todo resulto como nosotros pensábamos, en ese instante, pensé en mi esposo y quise zafarme pero era imposible, Israel me agarraba con gran fuerza, además me había excitado tanto que en ese instante el era mi dueño y yo su puta.

Israel acelero sus embestidas y soltó sus descargas dentro mío. Caímos rendidos y jadeantes, me recosté sobre su pecho mientras el me acariciaba el rostro.

En ese instante Leonor y Susana se asomaron a la entrada de nuestra carpa y nos vieron en esa escena y soltaron a reír.

– Ya ves Lucia lo que te estabas perdiendo por no disfrutar de la vida- dijo Leonor.

– Jajaja uy si, lo veo y no lo creo, Lucia resulto ser toda una experta- dijo entre risas Susana.

– Los dejamos en su luna de miel, dijo Leonor y se fue junto con Susana a su carpa.

Me quede recostada sobre el pecho de Israel y le dije que me sentía mal por lo que había pasado pero que siempre había querido hacer lo que a mí me gusta. Y el sexo me gustaba mucho. Desde entonces me volví una puta y le sacaba los cachos a mi esposo con cuanto hombre se me cruzara en el camino. Algunos incluso me daban regalos a cambio de hacerlo conmigo. Yo solo me contentaba con que me dieran un rico momento de placer total.